jueves, 13 de octubre de 2011

CUERPO

Si el cuerpo fuera solo eso que Deleuze dice que es: un âgon de fuerzas activas y reactivas en subordinación. Si fuera eso, por lo menos, le daría fuerzas para transformarlo. Pero no. Eso es meramente una construcción teórica, una metáfora de vaya uno a saber qué (¿del poder? ¿del poder de qué?); pero para nada fructífera -recién ahora me doy cuenta-, porque la fuerza del cuerpo es unidireccional y muy pocas -poquísimas veces- podemos escapar de su organicidad, de su fatum -lo único que hacemos, de hecho, es tratar de modificarlo, pero siempre él impone qué modificar, no nos la creamos.
Por eso, la coincidencia del significante de esa metáfora y el significado de nuestro uso cotidiano no es lineal. El Niño C lo sabe porque: desde hace más de cinco años tiene que tomar todos los días, apenas se levanta, una pastillita para que la hormona no le atrofie las glándulas del cuello, y esperar una horita para desayunar (¡y no se le vaya a ocurrir hacerlo antes de esa horita, porque la pastillita no hace efecto); además, el Niño C debe cuidarse estrictamente en sus comidas, porque si no, a razón del aumento de un kilo por día -tal y como lo predestina su metabolismo si come como una persona normal- en menos de tres años llega a la tonelada (si llega); por eso, también, debe correr y hacer ejercicio casi dos horas diarias, de lunes a viernes (¡y guarda con faltar un día porque al otro, tiene un kilo demás); también, a no olvidarse, el Niño C tiene que podarse periódicamente porque si no puede llegar a ser el Tío Cosa de los Locos Adams (efectos colaterales de la hormona que toma todas las mañanas y que le hace crecer el pelo corporal sin pausa); no puede tomar mucho sol, porque la mancha de su espalda -esa por la cual quedó pelado como un chancho- puede ser cancerígena y ahora, ¡warning!, tiene que convivir con un mutante que le crece en el escroto. ¡Genial! Las metáforas, la escritura, el lenguaje y sus teorías, con el cuerpo, no sirven para una bosta. Es más, son todos nocivos de tan hipócritas, de tan etéreos.

2 comentarios:

Mercedes Gómez de la Cruz dijo...

tu tigre es difícil de domesticar, según veo. Probá con Bertherat, es genial. Y de Deleuze... qué te puedo decir... acordate cómo terminó su cuerpo...

El Niño C dijo...

Voy a ver Bertherat, Mechi. Tal vez, tengas razón.